—A veces se me escapa el tiempo entre los dedos dándole vueltas a un pensamiento.
Todo gira en torno al hecho de que a mí me gusta mucho imaginar. Puedo pasarme un viaje en tren entero imaginando cosas. No tienen por qué tener un fin, a veces simplemente son divagaciones espirituales y otras, ideas para una película que nunca verá la luz.
El caso es que lo que más me gusta es intentar imaginar algo que nadie antes haya imaginado, algo único que me sorprenda y me encienda la bombilla, pero nunca lo consigo.
Siempre termino imaginando cosas que basan su verdad en algo conocido, y es ahí donde reside el poder de esta idea. No somos capaces de crear un nuevo universo si no tenemos una referencia y esto me atormenta. Siento envidia de todos aquellos que descubrieron algo en este mundo en el que ya lo sabemos casi todo.
Extraterrestres con rasgos humanos, visitas a otros planetas que representan casi siempre condiciones extremas de la climatología de la tierra, seres mitológicos con torso humano y cabeza y cuartos traseros de toro, superhéroes basados en arañas, murciélagos, panteras… Me parecen muy afortunados aquellos que vieron las cosas por primera vez y eso les permitió imaginar algo nuevo.
La pregunta querido amigo sería: ¿queda algo nuevo por ver?, ¿le queda al ser humano algo que le permita renovar su propio imaginario que comienza a estar obsoleto? Yo tengo una cierta esperanza en las estrellas, en los mundos que pueda haber más allá de nuestra galaxia habitados por seres que jamás seremos capaces de imaginar hasta que no los tengamos delante. ¿Habrá colores nuevos?, ¿animales distintos? Si haces el ejercicio conmigo comprobarás que solo puedes imaginar seres y colores que están basados en lo que ya conoces. Es apasionante.
Cuentan que cuando las carabelas se acercaban a las islas del Caribe, los indios indígenas americanos no fueron capaces de verlas enseguida. Nunca antes habían visto barcos, por lo tanto, como su cerebro no tenía ningún conocimiento, ni ninguna experiencia anterior de la existencia de las carabelas, no podían verlas.
Espero haber metido este pequeño germen en tu sistema neuronal y que de vez en cuando te sorprendas a ti mismo tratando de imaginar lo inimaginable.
—Señor, resulta muy interesante, pero si no embarca me temo que va a perder el avión.
Tengo un alumno asi...cada vez que lo veo ¡Huyo!