Línea de ayuda al suicida
—Línea de ayuda al suicida, ¿en qué puedo ayudarte?
—Laura, ¿eres tú?
—¿Antonio? ¿Qué haces llamándome al trabajo? Te he dicho que lo nuestro se acabó, voy a llamar a la policía…
—Si no vuelves a quedar conmigo me voy a suicidar. ¡Estoy asomado al balcón ahora mismo Laura! ¡Estoy desesperado! ¿Es que no ves que la vida ha perdido el sentido si no te puedo volver a ver?
—Antonio, no juegues con estas cosas que no tiene ninguna gracia…
—Tú me conoces bien y sabes que no estoy jugando… ¡Que me tiro! ¡Que me tiro ya!
—¡Antonio espera!, escúchame, siempre hay otra salida. Ahora mismo no lo puedes ver porque estas sobrepasado, pero volverás a ilusionarte con otra persona…
—¡Laura que no, que tú eres la mujer de mi vida joder! No me intentes convencer de que no es así.
—Antonio, por dios, hemos quedado una vez por Tinder, ni siquiera nos hemos besado, no es que no te conozca bien, es que no te conozco de nada.
—¿No te lo pasaste bien en la bolera? Si es que sabía que tendría que haber montado un plan más sofisticado…
—Si me lo pasé bien pero simplemente pues… no surgió la química, ya me entiendes joder.
—¿Es porque me olían los pies cuando nos dieron los zapatos verdad? Es un problema que tengo desde pequeño… ¡No lo puedo evitar!
—Antonio, dime donde estas, por favor, y no hagas locuras, ¡que me va a dar algo!
—A ti te lo voy a decir, para que me mandes aquí a un equipo de esos que te intentan convencer, como en las películas. Dame una segunda oportunidad Laura, podemos ir a un scape room en gran vía que esta chulísimo, o a unos recreativos nuevos en los bajos de azca…
—Mira, Antonio, no tengo tiempo para esto, estas ocupando una línea de ayuda para gente que lo está pasando muy mal y tú la estas usando para extorsionarme.
—Eres como todas, una engreída que va rompiendo los corazones de la gente buena y se queda tan ancha, ¿sabes lo que te digo? Que no me voy a tirar. Te voy a llamar aquí cada día hasta que me des una oportunidad…
—Espera Antonio, espera. Lo he pensado mejor y creo, que lo mejor es que te tires. Cuando quedé contigo fue porque habías puesto una foto de perfil falsa. Tienes caspa, estás medio calvo, hueles a cerrado y parece que no te duchas desde hace meses. Efectivamente los pies te olían a puto queso gruyere, debes tener una polla de tres centímetros escondida bajo esa barriga flácida a la que le vendrían bien unos abdominales. Llevabas unas zapatillas de Bob esponja y tienes cuarenta años, te pasaste toda la cita hablando de tu madre como Norman Bates en psicosis, das miedo y un poco de asco. Tienes sarro en los dientes, granos purulentos, unas tetillas caídas que remarcas con esa camiseta apretada de super Mario Bros, tenías mierda dentro de las uñas, psoriasis en los codos, el culo totalmente desproporcionado respecto al resto del cuerpo, te tiraste varios pedos pensando que no me iba a dar cuenta, no tiraste ni un bolo, tuve que invitarte a las bebidas porque no tenías dinero… ¿Sigues ahí Antonio?
—…
—Me encanta mi trabajo.